Hace poco fui al cine. Fui a ver Misión imposible: Fallout. Tranquilidad, que no desvelaré ningún detalle importante. Soy de las que piensa que las películas de acción hay que verlas en el cine, ya que es donde mejor se disfruta de los efectos especiales. Así que cuando se estrenó no me lo pensé dos veces y allí fui, de cabeza. ¿Y por qué Misión Imposible? Se estará preguntando tu cabecita.
¿Por Tom Cruise? Mmmm…frio
¿Por Henry Cavill y su famoso bigote? Puede, pero templado.
¿Por mi pésimo gusto para elegir películas? No pienso contestar a eso.
El verdadero motivo es que hay algo en esas películas que me fascina, aparte de que el protagonista sea capaz de desactivar una bomba con los dientes cuando tiene las manos ocupadas disparando dos armas diferentes. No, no me refiero a que el susodicho sea el 99% de las veces un hombre (que esto en el siglo que estamos también es bastante fascinante para que mentir), si no que sea capaz de atender a todo lo que pasa en escena sin ni siquiera despeinarse.

Pero a lo que vamos ¿Cómo se las ingenia para perseguir al malo, acabar con él, salvar a la humanidad y quedarse con la chica sin sufrir un rasguño? Porque yo no me lo explico. Si alguien me obligase a dar una respuesta tengo dos alternativas: La primera (y la opción que más me gusta ya que parece la más plausible) es que se trata de magia. Y la segunda (aquí he intentado ponerme un pelín más “científica”) es que tiene una atención que ya la quisiera yo para mí.
Te voy a explicar cómo funciona esto de la atención para que podamos entender mejor las habilidades de nuestro superhombre, ¿de acuerdo?
Resulta que la atención está en la base de todo lo que haces: Todo lo que haces de forma consciente, como leer esta entrada con muchísimo detalle (lo cual es muy inteligente por tu parte por si te pongo un examen sorpresa); y todo lo que haces de forma inconsciente, como cuando comes palomitas en el cine (sabes que las palomitas están ahí para comértelas, pero tu atención está en la película). Prestas atención incluso cuando no estas prestando atención. La atención siempre está ahí, al acecho.
Vale captado, está en todas partes, ¿pero cómo funciona?
La atención es como una especie de filtro. Un filtro tan potente que capta todos los estímulos que se presentan ante él para llevar a cabo una tarea, dejando pasar sólo los realmente importantes y desechando todos aquellos que tienen como fin distraer del objetivo. Además, ese filtro está en continuo cambio. Cuando se realice una tarea diferente en la que se necesite prestar atención a otros estímulos distintos, dejará pasar a los importantes según los criterios de la nueva tarea y desechará lo que no le haga falta. Me explico con un ejemplo: para nuestro heroico protagonista no es lo mismo tener que fijarse por donde le viene la lluvia de balas que se cierne sobre él que fijarse en los ojos de la chica para decirle algo así como “tus ojos son como dos trocitos de cielo” (ya sabes algo superoriginal y con clase) antes de besarla.
Existen diferentes tipos de atención, divididas en dos características principales: La intensidad y el enfoque. En el primer caso se tiene en cuenta la fuerza con la con la que se manifiesta la atención, mientras que en el segundo la dirección que toma esa atención.
Intensidad de la atención:
Los tipos de atención existentes según su intensidad son los siguientes:
Estado de alerta: Se considera la forma de atención más básica, ya que requiere el mínimo nivel de atención para funcionar. Se divide en dos subtipos de atención: la tónica y la fásica:
- Atención tónica: Es la base de la atención, el umbral de vigilancia mínimo que se necesita para mantenerse alerta. Es la que está trabajando para que sepamos cosas tan básicas como donde estamos orientados espacial y temporalmente. Por ejemplo, ahora mismo tú estas leyendo esta frase.
- Atención fásica: Se pone en marcha cuando un estímulo hace acto de presencia, digamos que es la atención que nos prepara para poder atender (valga la redundancia) a los estímulos que van apareciendo. Por ejemplo, vas andando por la calle y te das cuenta de que empieza a llover porque te cae una gota.
La atención sostenida: es un tipo de atención que usamos mucho en nuestro día a día. Se trata de posar el foco atencional en varios estímulos y mantenerlo durante un periodo de tiempo más o menos largo. Por ejemplo, tu atención sostenida te está permitiendo prestar atención a toda esta entrada hasta que acabes de leerla, después de haber obtenido valiosísimos conocimientos sobre este tema (o puede que lo esté haciendo para ver si te desvelo algún detalle más de la película de Cruise, pero no va a pasar).
Por supuesto para que la atención sostenida funcione correctamente se deben dar dos condiciones: Que haya un nivel de atención más alto para que puedan entrar varios estímulos a la vez en el cerebro y que el foco de atención resista al cansancio de estar constantemente focalizado en una serie de estímulos.
Foco de la atención:
Solo cuando la intensidad de tu atención llega a los niveles más altos puedes poner a trabajar los tres tipos de atención que te explico a continuación: La atención selectiva, la atención alternante y la atención dividida.
- Selectiva: Es capaz de mantener la atención en un estímulo a pesar de que la presencia de otros estímulos intenten distraerla (Eres un espía novato y recién salido de la academia capaz de hackear un ordenador mientras escucha a su madre parlotear al teléfono. Un Johnny English de la vida).
- Alternante: Es capaz de desplazar el foco atencional entre diferentes estímulos de manera controlada y así atender de forma selectiva (No está mal, eres capaz de alternar entre el hackeo del ordenador y contarle a tu preocupada madre que comes bien, que te abrigas por las noches y que llevas recambio de muda limpia. Hola Jason Bourne).
- Dividida: Es capaz de responder a diferentes estímulos a la vez y tienes capacidad para responder a la vez a diferentes estímulos o tareas al mismo tiempo (Ahora sí, mientras con la mano derecha obtienes los códigos supersecretos de los misiles nucleares, con la izquierda solucionas un sudoku. Todo esto sin dejar de contarle a tu madre lo bien que te lo pasaste en el cumpleaños de tu primo Rigoberto. Eres Bond, James Bond).

¿Y por dónde dices que queda la atención?:
Antes de hablar de la ubicación de la atención, que tratándose de neuroanatomia puede ser más complicado que hallar la Atlantida, Luri quiere daros un dato importante:
El hemisferio derecho es el predominante en el control de la atención. Centrar la atención en la parte izquierda del campo visual activa el hemisferio derecho, mientras que centrar la atención en el campo derecho activa tanto el hemisferio derecho como el izquierdo.
Y ahora manos a la obra para ponernos con la expedición que bautizaremos: «En busca de la atención perdida».
El tema de la anatomía cerebral no es fácil y en el caso de la atención lo es aún menos. Es difícil delimitar donde empieza y termina la atención y que estructuras están implicadas, y lo es porque la atención es la base de otros procesos cognitivos más complejos en los que intervienen a su vez estructuras específicas. Vamos, que para que puedas atender lo que ves tienes que pasar por varias fases, que implican a diferentes estructuras anatómicas que están relacionadas con la atención pero también con la tarea que estas atendiendo.
Pero no todo son malas noticias y podemos acotar un poco las zonas de búsqueda y decir que son dos las estructuras más importantes que se han visto involucradas en la atención:
- Formación Reticular: Regula el mantenimiento del estado de alerta. O sea que gracias a ésta podemos desarrollar los procesos atencionales, ya que regula todo lo que tienen que ver con la intensidad atencional como la atención tónica y la fásica.
- Ganglios basales: Son el puente entre la formación reticular y la corteza cerebral, o lo que es mismo: el final del trayecto de la vía atencional, pasando por el Sistema límbico (responsable de que los procesos atencionales se conecten con los emocionales). La función de los ganglios basales es transmitir la información a la corteza cerebral para que ésta pueda hacer los procesos de selección y focalización de la atención, es decir, todo lo relacionado con la selectividad de la atención.
El final del camino está en el córtex cerebral, más concretamente en el área prefrontal, que regula la atención de actividades que requieren planificación y controla la atención sostenida y la dividida.
Y hasta aquí la entrada de hoy.
Dime ¿qué te parece todo lo que puedes hacer con la atención? ¿Sabías que es como el perejil, que está en todas las salsas? ¿O sólo puedes pensar en ir al cine a ver a Ethan Hunt.