EL SISTEMA AUDITIVO: VIAJE EN AUTOBÚS DE LA OREJA AL CEREBRO

¡Hola a todos! Hoy haremos un pequeño cambio de temática para adentrarnos en el mundo de la neuroanatomía y poder así explicaros uno de los sentidos más interesantes. En esta nueva publicación voy a hablar sobre el Sistema Auditivo. Con el fin de introducir en un futuro temas como los relacionados con el lenguaje y sus trastornos asociados (como las afasias) creo que es interesante que conozcas el oído y las vías auditivas por las que viaja el sonido.

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Hoy te quiero hablar del Sistema Auditivo. De todo el recorrido que una onda sonora hace desde que tu receptor auditivo  (oído)  la capta hasta que tu cerebro es capaz de interpretarla.

¿Pero porque hablarte del Sistema auditivo? Aquí van tres de mis razones:

  • La primera es que cualquiera que haya tenido cerca un libro de neuroanatomía sabrá que ésta no se caracteriza precisamente por ser divertida y entretenida a partes iguales.
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“Dicen que antes de que existiera el Tour estudiar la neuroanatomía era el método más efectivo para echarse la siesta”

Sin embargo, conocer la neuroanatomía es esencial para entender los diferentes trastornos que afectan al cerebro. Creo que estarás de acuerdo conmigo en que a nadie se le ocurriría ponerse a arreglar un motor de un coche sin saber para qué sirve cada pieza. Bueno, excepto esos aventurados que se ponen a montar los muebles del Ikea sin leer las instrucciones (así que luego les sobran 8 tornillos y 3 bisagras).

  • La segunda razón es que es vital conocer las estructuras relacionadas con la audición porque el oído es un sentido muy importante para el ser humano. Sé que piensas que la vista se lleva la medalla de oro en esto, pero gracias al oído podemos hacer una de las cosas más necesarias para nosotros como los seres sociales que somos, comunicarnos.
  • Y la tercera razón y la más poderosa de todas es que yo soy muy fan del Sistema auditivo. Mucho más fan que del Visual (¡Pero no se lo cuentes, que igual se pone celoso!). El oído – como dice Purves en su libro Neurociencia – es una auténtica obra de ingeniería humana capaz de captar sonidos con gran precisión. Y por si fuera poco, la tienes dentro de tu cerebro, en un espacio no mucho más grande que un garbancito.

Así que sí, voy a empezar con el sistema auditivo porque es el mejor y porque ¿Aquí quién manda?

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Anatomía del Oído:

El oído está formado por tres partes: Una exterior en contacto con el aire, una parte media y una interna, llena de líquido.

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Oído externo:

Es la parte que puedes ver y que está en contacto con el ambiente exterior. Vamos, tu oreja. Más o menos grande, más o menos peluda.

Su función es captar un estímulo auditivo que se propaga por el aire en forma de onda. Ese aire entra por tu oreja y se desplaza por una especie de tobogán llamado Conducto Auditivo Externo (En la imagen, que he sacado del libro Neurociencia de Purves, aparece con el nombre “Meato Auditivo Externo”, porque aquí cada cual llama a las cosas como le apetece. Yo creo que conducto suena mejor que meato, ¿no?). Al final de este tobogán se encuentra tu tímpano, ese que revienta el hijo de los vecinos de abajo cuando llora a las 3 de la madrugada.

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Cuando el aire llega al tímpano le hace vibrar como si de un altavoz se tratara y pone a trabajar la segunda parte que conforma el oído.

Oído Medio:

Entre el oído externo y el interno, las ondas sonoras pasan de viajar a través del aire a hacerlo a través del líquido. ¿Pero cómo?, te preguntarás, joven aprendiz. ¿Es un mago lo que tenemos en el oído medio? A ver, no, el oído es mi sentido favorito pero no porque sea mágico. La cuestión es que gracias a una cadena de huesecillos de vital importancia es capaz de transportar el sonido del interior de tu oreja a una especie de caracola llena de líquido.

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Los tres huesecillos son, en este orden: martillo, yunque y estribo.

¿Cómo funciona esta cadena de huesos? Como ya te he dicho cuando la onda sonora viaja a través del aire por el tobogán (Conducto Auditivo Externo) y llega al tímpano, hace que éste vibre. Se inicia entonces una reacción en cadena, un efecto dominó, en el cual la vibración del tímpano mueve el primer hueso, el martillo – que está pegado a él –. Éste, a su vez, mueve el  yunque, que golpea al estribo, empujando la estructura que delimita el comienzo del oído interno, la Ventana Oval. Cuando esto ocurre se mueve el líquido que hay dentro del oído interno. Vamos, el martillo golpea al yunque y éste mueve al estribo. Este último llama a la puerta del oído interno, la ventana oval (casi tan importante como el despacho oval), generando unas ondas en su interior, lleno de líquido. ¡Pero no nos adelantemos!

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«Yo me imagino algo parecido a esto»

Oído Interno:

El oído interno, también llamado Laberinto, se divide en dos partes: una ósea y otra membranosa (que está dentro de la ósea que la protege). La parte ósea contiene la cóclea o caracol (esa caracola de la que te hablaba previamente). El caracol es una estructura clave en la audición, ya que descompone los sonidos en algo más simple y por lo tanto, más fácil de entender para el cerebro. Por si fuera poco, también transforma la onda sonora en impulsos neuronales. Pero ¿cómo trabaja la cóclea?

Dentro de la cóclea hay tres compartimentos (¿Más compartimentos dentro de compartimentos? Sí, chicos, esto parece una muñeca matrioska) llenos de líquido:

  • Rampa Vestibular: Es el primer compartimento. Por un lado tiene la ventana oval, la cual comunica con el oído medio, y por el otro la membrana vestibular (que la separa del segundo compartimento).
  • Rampa Media: También se la conoce como Conducto Coclear Membranoso y es la encargada de separar los otros dos compartimentos… pero no del todo. En uno de los extremos queda un hueco, llamado Helicotrema, en el cual la rampa vesticular y la timpánica se comunican. Dentro de la Rampa Media se encuentra el Tabique Coclear, una estructura que a su vez contiene dos membranas: la basilar (por abajo) y la tectoria (por arriba).
  • Rampa Timpánica: Es el tercer compartimento y está entre la Membrana basilar y lo que se conoce como Ventana Redonda. Esta ventana ejerce de válvula de escape de las vibraciones que se han ido transportando en el proceso, para evitar daños en el oído interno.

¿Hola? ¿Hay alguien ahí? ¿Queda alguna persona leyéndome? Vaya, hola, solo ha quedado una. Bueno mira, como premio te enlazo a un gif de amor entre especies que siempre alegra el día y te sirve para relajar el cerebro de tanto tecnicismo. Y todavía nos queda la parte membranosa del oído interno.

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Vale, pero antes de pasar a la parte membranosa, te he puesto aquí arriba esta imagen de una cóclea desenrollada. Sí, he cogido esa especie de caracol tan bonito y enrollado y lo he estirado. Como si cogiera la colita de un cerdo y tirara de ella (No lo hagas, les molesta mucho y te pueden morder). En esta imagen verás a la izquierda el estribo sobre la ventana oval. Cuando llama a la puerta, las ondas se transportan a través de la Rampa Vestibular, ese compartimento superior lleno de números. Lo recorrerán entero hasta llegar a la horquilla de 180º llamada Helicotrema, donde tomarán la curva con un ligero derrape y encararán la Rampa Timpánica. La recorren de vuelta hasta llegar a la Ventana Redonda, donde se liberarán las vibraciones del proceso.

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Estructuras en las que debes fijarte principalmente: membrana tectoria (arriba), membrana basilar (abajo a la izquierda) y células ciliadas (internas y externas).

El laberinto membranoso es la segunda parte que completabaa al oído interno. Este laberinto a su vez se divide en dos: laberinto vestibular (que tiene que ver con temas de equilibro) y laberinto coclear (participa en la audición y es el que nos interesa ahora mismo). Dentro del laberinto coclear está el Órgano de Corti. Está exactamente dentro de la Rampa Media (Sí, la que separaba el primer y segundo compartimento de la cóclea). El órgano de Corti contiene las células encargadas de transformar las señales acústicas en señales eléctricas (que son las que pueden viajar por el cerebro). Estas células se llaman Células ciliadas y están localizadas entre dos membranas: la basilar y la tectoria.

¿Pero cómo el simple hecho de que el líquido de la cóclea se mueva hace que desde esta estructura se puedan mandar señales eléctricas entendibles por tu cerebro? Volvamos al punto en el que el estribo llama a la puerta empujando a la ventana oval. Cuando esto ocurre, el líquido que hay dentro de la cóclea se desplaza creando una serie de ondas que mueven las estructuras que forman el oído interno. Cuando mueven la membrana basilar, las células ciliadas que están sobre ella se desplazan hacia la membrana tectoria. Si la membrana basilar sube, los cilios se desplazan hacia la derecha haciendo que se generen impulsos eléctricos listos para ser enviados al cerebro. Si por el contrario la membrana basilar baja, se dejaran de mandar esos impulsos eléctricos. Y voilá, así llega el sonido a tu cerebro. Ojalá poder controlar estas subidas y bajadas para que la canción del verano deje de martillearte la cabeza.

Aquí te pongo un vídeo que he encontrado en Youtube para que veas cómo funciona todo el proceso.

Vías auditivas:

Una vez que las ondas sonoras ya se han transformado en electricidad, están listas para viajar por el cerebro y esto pueden hacerlo por dos vías principales: una que es el resultado de oír por un solo oído (monoaural) y otra que implica a ambos oídos (biaural), y que está más relacionada con temas de localización de estímulos auditivos en el espacio.

Para entender un poco mejor esto de las vías, piensa que estás ante el itinerario de un viaje en autobús. El punto de partida y el de llegada es el mismo en ambas rutas, pero las paradas que el autobús va haciendo en cada estación, no coinciden en todo el trayecto.

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Tu autobús sale del Nervio auditivo (que está en la cóclea). Por este nervio (el carril de tu carretera) va la información de la onda sonora que se ha reconvertido en impulso eléctrico dentro de la cóclea. El autobús empieza a andar y con él va la información eléctrica que llega hasta la siguiente parada del itinerario, el Núcleo Coclear.

El núcleo coclear es el lugar donde se inicia el procesamiento de los sonidos. Este Núcleo está formado por tres partes (digamos que serían los andenes que hay en esta estación): la  parte dorsal, la parte anteroventral y la parte posteroventral. Las funciones de cada de una de ellas se siguen estudiando en la actualizad. Por ejemplo, la parte dorsal es una de las zonas que se encarga de la localización de la fuente del sonido.

Desde el núcleo coclear ahora puedes coger dos autobuses diferentes. Si lo que te interesa es ir por la ruta en la que tienes información de un solo oído, deberás coger el autobús con destino al Leminsco lateral. Si por el contrario, lo que te interesa es ir por la ruta que te da información sobre lo que escuchan tus dos oídos a la vez, deberás coger el autobús con destino a la Oliva Superior.

Tanto si salimos de la estación “leminsco lateral” como si lo hacemos de la estación “Oliva Superior”, tendremos el mismo destino, la Corteza auditiva. Pero por el camino va a hacer un par paradas:

  • Colículo Inferior del Mesencéfalo: Esta es la primera parada que hace. En esta estructura se detectan los sonidos, se analizan y se localizan en el espacio
  • Complejo geniculado medial del Tálamo: Esta es la segunda parada que hace tu autobús y su función es… ¡sorpresa! Localizar la fuente del sonido.

Al fin llegas a tu destino, la corteza auditiva. En ella tu autobús debe parar en dos andenes diferentes:

  • Área auditiva primaria: En este lugar percibes los sonidos que se van organizando, los graves a un lado (en la zona posterior) y los agudos a otro (en la zona anterior).
  • Áreas auditivas de asociación: En estas zonas toda la información que ha llegado en los autobuses en los que has viajado se integra para darle un significado. Estas áreas auditivas de asociación se comunicarán con otras estructuras del cerebro para generar una respuesta a este estímulo sonoro.
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«Bienvenido a su destino, la corteza cerebral. No olvide dejar su mensaje»

Cómo puedes comprobar la ruta, desde que un sonido se presenta en el mundo hasta que llega al destino (la corteza auditiva) donde será integrado, es muy larga. Es por eso que hay muchos lugares donde nuestro autobús puede sufrir una avería o quedarse sin gasolina y por tanto sufrir problemas para llegar a nuestro destino. De ahí la importancia de conocer toda la estructura de principio a fin. Cabe aclarar que todo esto que he explicado es una versión muy resumida de un proceso tremendamente complejo. Si te has quedado con ganas de saber más sobre el sistema auditivo, te recociendo que te armes de valor y leas, por ejemplo, el libro Neurociencia de Dale Purves (de donde están sacadas las fotos) o Principios de Neurociencia de Eric Kandel. Pero te advierto, su prosa no es tan amena como la mía.

Y ahora dime ¿te ha gustado el sistema auditivo? ¿Si estuvieras en una isla desierta y sólo pudieses llevar uno de los sentidos, con cual te quedarías? Sé que después de este artículo tan “ameno e interesante” vas a darme una alegría.

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