En la entrada de hoy quiero introducirte en el mundo del lenguaje, y para ello te hablaré (entre otras cosas) de qué se entiende como lenguaje, si nacemos predispuestos a tenerlo o sin embargo la experiencia es la clave. Y todo esto de la pata de un invitado muy especial: mi perro Hiro.
El año pasado por estas fechas me propuse un supermegareto: Enseñar a mi perro a cantar el cumpleaños feliz y así tener la mejor felicitación del mundo mundial. Como mi ambición no conoce límites, en un principio el reto era enseñárselo en japonés (por eso de que es un Spitz Japonés y tal) pero al ver que no avanzábamos mucho me dije: “Poco a poco. Hay que darle tiempo, tampoco queremos conquistar la cima en un día”.
Aunque lo parezca no estoy loca, lo prometo. Pero es que me pareció una idea brillante, ya que él y yo nos comunicamos tan bien. Yo le hablo. Él hace lo que puede. A veces me pregunto si me entiende o sólo me sigue la corriente, y si el lenguaje es tan importante para él como para los humanos. Ya sabes, lo típico que te preguntas a las dos de la madrugada cuando no puedes dormir.
Para que veas lo importante que es el tema de la comunicación te voy a poner un ejemplo entre mi perro y yo (su servidora) a modo de introducción para el tema del que te quiero hablar hoy.

Cada vez que vamos al parque, yo le llevo la pelota. Después de comer y los mimos, es lo que más le gusta en el mundo. Además es muy atento y no le gusta que yo me sienta excluida cuando él se lo está pasando bien, así que cuando le tiro la pelota en vez de traérmela de vuelta me señala donde está, como diciendo: venga ahora te toca a ti (le encanta que hagamos cosas juntos). La cuestión es que yo me paso las tardes de parque insistiendo en que sea él el que me traiga la pelota usando una compleja secuencia de movimientos que intentan comunicarle mi intención. Si tuviese que desglosar los componentes de la conversación (soy muy generosa con lo de conversación, lo sé) quedaría algo tal que así:
- Emisor: Exploradora deMente, o sea, yo, servidora.
- Receptor: Hiro, mi precioso perro, el aludido.
- Mensaje: “por favor, te lo suplico, tráeme la pelota”
- Código: Yo haciendo un gesto con el dedo índice de “aquí aquí”, mientras digo la palabra “aquí” con insistencia (a ver si así se da por enterado).
- Canal: Por la fuerza con la que hago los aspavientos, el medio físico por el que transmito el mensaje es sin duda el aire.
- Contexto: Estamos en el parque y hay una pelota, no deja mucho lugar a la imaginación…

Aunque es evidente que en este caso el resultado no es satisfactorio, no hay duda de que nos estamos comunicando. Y al igual que se ve en este ejemplo, en el día a día tú también te comunicas con otras personas e incluso con otras especies. La comunicación es importante, ya que te ayuda a satisfacer tus necesidades sociales de relacionarte con otros. Así pues, hoy te quiero hablar de un elemento fundamental en la comunicación y que los seres humanos usamos continuamente para comunicarnos (cómo tenga que volver a poner la palabra comunicar o derivados me desmayo aquí mismo): El lenguaje.
¿Qué es el lenguaje?
Cómo ser humano racional tienes la capacidad de poseer ideas y de crear ideas nuevas a partir de ideas antiguas. Es decir, tienes la capacidad de pensar. Algunos lo utilizan para componer la séptima sinfonía y otros para subir videos a youtube haciendo el mongolo, pero en ambos casos es pensar. Por si fuera poco esto de pensar, también puedes reunir y organizar esas ideas en signos que te ayuden a expresarte (por ejemplo, palabras que combinadas crean oraciones). Es decir, tienes la capacidad de usar el lenguaje como un código de comunicación para poder transmitir tus ideas.
Si ese lenguaje es de origen lingüístico, te estás comunicando (aquí estuve desmayada como cinco minutos) de forma verbal (bien sea oralmente o por escrito). Si por el contrario, los signos que usas para comunicarte son visuales, olfativos, táctiles, sonoros,… estás usando la comunicación no verbal. Las mujeres dominamos los dos tipos de lenguajes, los hombres… (Esos puntos suspensivos, dejando la frase a mitad y poniendo los ojos en blanco, significan que no, chicos).
¿Cómo se desarrolla el lenguaje?
Desde que naciste hasta que comenzaste a hablar has pasado por un par de fases:
- Fase pre-lingüística: Aquí usabas diferentes sonidos para comunicarte, pero estos sonidos no tenían significado para ti. El primer sonido que usaste fue el llanto (único medio de comunicación que tenías como recién nacido). Poco después aparecieron los arrullos y empezaste a chillar y gorgotear e incluso te estrenaste con tus primeras vocalizaciones (“ahhhh”). Cómo esto te sabía a poco, te atreviste con el balbuceo, encadenando una consonante y una vocal y repitiéndola hasta la extenuación, como por ejemplo, pa-pa-pa (en este punto tus padres estaban emocionadísimos: ¡su hijo podía llegar a ocupar un asiento de La RAE! Pero no, sólo era balbuceo). En la parte final de esta fase, y como preludio al habla, ya podías imitar sonidos (primero sin querer) y luego de forma deliberada (Ese padre ahí, repitiéndole “papá” a su criatura mientras lo graba con el móvil para poder mandarlo a toda la familia).
- Fase lingüística: Aquí ya te defendías con las expresiones verbales que transmiten significado. En el inicio de esta fase tú repertorio verbal era bastante limitado (mamá, papá, y a lo sumo agua) así que mientras aprendías a comprender la gramática, la pronunciación y los tonos que te llevarían en un futuro a dominar el lenguaje, comienzas a hacer uso de una estrategia magistralmente elaborada para salir airoso de todo tipo de situaciones (Fíjate si eras alguien con recursos que dicen por ahí que la película de el bebe jefazo está basada en tu infancia.): Las Holofrases. ¿A que suenan chulas? Parece sacado de una novela de Asimov. Pero ¿en qué consisten las holofrases? Pues en transmitir mediante una sola palabra todo un pensamiento completo. Es decir, cogías una palabra (por ejemplo, “mamá”) que decías cuando tu madre no estaba en la sala y entonces, como por arte de magia, la persona que te escuchaba sabía que lo que realmente querías decir era: “¿dónde está mamá?”.

Al final acabaste aprendiendo a juntar palabras (empezaste por algo sencillo, unir dos palabras, tampoco te vengas arriba que lo del bebé jefazo era verdad a medias) para expresar una idea y fuiste añadiendo complejidad a esa estructura, hasta construir un lenguaje completamente entendible.
¿Nacemos con lenguaje o la experiencia lo es todo?
El lenguaje es universal, todas las culturas humanas poseen uno. Y este hecho abre un debate encarnizado con dos posturas encontradas:
- Innatismo: Aquí están los que hablan de una gramática universal que llevas contigo (estás programado para adquirir lenguaje). Sería algo así como un programa (mecanismos neuronales) en tu cerebro que te ayuda a clasificar palabras en categorías, que luego puedes organizar para hacer frases con el fin de comunicarte. Este punto de vista nace de casos en los que se ha comprobado que niños no expuestos a estímulos verbales (como los niños sordos de nacimiento) han conseguido desarrollar ciertas capacidades lingüísticas, aunque no de forma plena.
- Aprendizaje: Aquí están los que defienden que aprendes el lenguaje desde cero gracias a que tienes una referencia de modelo lingüístico que te enseña a usarlo. ¿Cómo? Al principio emites sonidos al azar, es entonces cuando tus cuidadores refuerzan los sonidos que se parecen al habla adulta (diciéndote que eres el niño más listo del planeta o celebrando una fiesta cada vez que dices una “palabra” nueva) favoreciendo que los repitas en el futuro.
¿Pero quién tiene razón, los que hablan de genética o los que hablan de experiencia? La realidad es que ni todo es innato ni todo es aprendido y como siempre el punto medio es lo más acertado. Obviamente necesitas un sistema neuronal que analice los códigos de comunicación y te ayude a ponerlos en práctica, pero ese sistema neuronal también necesita ser alimentado por estímulos exteriores que te fuercen a poner en marcha el programa.
¿Cuál es el proceso que seguimos para hablar?
Para poder comunicarte tienes que llevar a cabo tres acciones, que se hacen en tres áreas concretas del cerebro que están comunicadas entre sí:
- Lo primero de todo, antes de nada, has de ser capaz de percibir las diferencias entre los sonidos verbales de los que no lo son (no es lo mismo que escuches una palabra o el sonido de una guitarra). Esta acción se realiza en la zona que une los lóbulos Temporal, Parietal y Occipital (Unión temporo-parieto-occipital).
- A continuación, comprender el significado de esos sonidos verbales, ya que para mantener la comunicación has de entender lo que te dicen. Esto se hace en el área de Wernicke, que está en el Lóbulo Temporal, a la altura de tus orejas.
- Y finalmente producir el lenguaje (expresión) para seguir con la comunicación. Esto se comienza a hacer en el área de Broca (que está en el Lóbulo Frontal, en la zona de tu frente) que junto con las Corteza Prefrontal y la Corteza Motora Primaria hace que muevas los músculos para hablar.
Para que entiendas este proceso vamos a poner un ejemplo: Alguien se acerca a ti y te pregunta cómo te llamas. Cuando escuchas las palabras, estos estímulos auditivos llegan a tu lóbulo temporal, recorriendo el sistema auditivo hasta llegar a tus áreas auditivas, primero a las primarias y luego a las de asociación (Si te quedan dudas sobre este proceso, te recuerdo que el sistema auditivo lo estudiamos en este post). Dentro de las áreas de asociación se encuentra el área de Wernicke (el área donde analizas las letras que forman las palabras de la pregunta que te han realizado y posteriormente el significado de éstas). Es decir, cuando la información llega a esta área y es procesada, ya sabes que quieren que les digas cómo te llamas. Así que tu área de Wernicke manda esa información a través del fascículo arqueado (una fibras de sustancia blanca) al área de Broca, el lugar donde se van a preparar los programas motores que necesitas para producir una respuesta – en este caso tu nombre – coordinado la actividad de los músculos que van a intervenir en dicha tarea.
Quiero que sepas que he resumido mucho el proceso (Sí, en serio), mencionando sólo las áreas más “importantes”, pero hay muchas más regiones del cerebro que participan en el lenguaje (Tálamo, Ganglios basales, Cerebelo, Tronco del encéfalo), haciendo de éste algo muy complejo.

Y ahora dime ¿crees que nacemos con un procesador de lenguaje o que lo aprendemos sobre la marcha? ¿O crees que en el equilibrio está la virtud? P.D.: Si tienes alguna idea de lo que puedo hacer para que mi perro me traiga la pelota también puedes comentar.